La Dirofilaria immitis, un parásito nematodo transmitido por mosquitos, desencadena la dirofilariosis o "enfermedad del gusano del corazón" en perros, destacando la importancia del sistema inmunológico del huésped en la lucha contra esta infección. Además de su impacto clínico, el complejo sistema inmunológico despliega una serie de respuestas defensivas frente a la infección. Las investigaciones han arrojado luz sobre la prevalencia de la infección en distintas regiones, y se han identificado biomarcadores valiosos que permiten un diagnóstico más preciso y el seguimiento de la enfermedad a lo largo del tiempo. La prevención de la dirofilariosis se erige como una estrategia esencial, abarcando enfoques como la regulación de los vectores. Asimismo, se han desarrollado tratamientos específicos para combatir la infección una vez establecida. Entre estos métodos, destaca el uso de lactonas macrocíclicas administradas de forma oral o tópica, que se ha demostrado que interfieren con el desarrollo del parásito en el hospedero, sin embargo, a pesar de estas medidas, persisten desafíos en la efectividad de la prevención debido a factores como la falta de cumplimiento con el tratamiento por parte de los propietarios. El sistema inmunológico se presenta como un actor clave, donde las células inmunológicas innatas como los macrófagos fagocitan las microfilarias y las células T auxiliares tipo 1 (Th1) y tipo 2 (Th2) liberan citocinas esenciales para coordinar la respuesta. Además, los linfocitos B generan anticuerpos, especialmente del tipo IgE, que se unen a las larvas marcándolas para su eliminación por los eosinófilos. La comprensión y explotación de estas respuestas inmunitarias brindan un enfoque integral para abordar la dirofilariosis y reducir su impacto en la salud canina.