Cuando Bernado Jaramillo y Carlos Pizarro fueron asesinados en marzo y abril de 1990, Colombia enfrentaba una desestabilización tal, que los medios debieron correr grandes riesgos así como comprometerse a entender la realidad en sus verdaderas dimensiones, para comunicarla a una nación ignorante y urgida de entender lo que realmente pasaba. Tras analizar el trabajo de los medios, la opinión que de éste tienen los afectados, lo publicado en investigaciones más profundas y finalmente la visión que de su labor tienen los periodistas, concluimos que existen serias deficiencias en la metodología y los niveles de calidad que se ponen los periodistas colombianos tales como dependencia de la fuente oficial, ligereza en pos de la inmediatez e ignorancia frente al contexto nacional.