A lo largo de los años, se han podido evidenciar los avances rápidos y constantes frente a la tecnología, permitiendo que se faciliten procesos en las actividades diarias de las personas. Gracias a estos procesos se rompen brechas entre lo físico, biológico y digital, facilitando que las interacciones y usos entre lo digital, la tecnología, teléfonos y demás dispositivos, sean el proceso determinante para entrar a un proceso “on-line” (Editora General, 2020). Un ejemplo de cómo la tecnología y sus avances rompen esas barreras es la realidad virtual puesto que al ser una simulación de un ambiente tridimensional la persona es capaz de ver, manipular y sentir; así logrando crear una simulación de información sensorial. Teniendo en cuenta el proceso “on-line”, se puede identificar cómo el entorno interactivo crea una nueva perspectiva del mundo, a través de la creación y producción de medios de comunicación masiva, siendo un aspecto esencial para determinar posturas, interpretar el mundo y crear representaciones frente a temas controversiales (León & Villaplana, 2019). Esto no ha sido la excepción en la construcción del significado del aborto; las plataformas digitales, especialmente las redes sociales, han generado grandes movimientos frente al activismo positivo como negativo del aborto, creando movimientos y plataformas direccionadas al tema (Acosta, 2020).