La contabilidad en su propósito de dar cuenta de todo, a través de la valoración cuantitativa y cualitativa de la riqueza en las organizaciones, posee un reto en lo que concierne al conocimiento de las diferentes entidades. En este contexto, Benítez y Pedraza1 señalan que la contabilidad del conocimiento surge por limitaciones que presenta la contabilidad financiera para registrar valores intangibles, como los identificados en los componentes del capital intelectual y que constituyen el conocimiento organizacional; la recolección de datos e información acerca del capital humano, el capital estructural y el capital relacional, que tienen un carácter intangible, proporciona el nivel de conocimiento individual en las organizaciones. Considerando lo anterior, la idea que se presenta consiste en proponer un modelo para la identificación y medición del capital intelectual para el programa de Contaduría Pública de la UCEVA, que parte de la visión de que el capital humano, elemento clave en la universidad, tiene incidencia en el capital estructural, generando una estructura que le permite funcionar y relacionarse con el exterior, destacándose aquí el capital relacional que permite, a su vez, mejorar el capital humano.