El conflicto armado en Colombia ha desencadenado consecuencias psicosociales que han afectado a un gran número de habitantes pertenecientes a las zonas urbanas, rurales y comunidades étnicas, siendo vulnerados en sus derechos humanos, pues son reconocidas como víctimas a través de la vivencia de hechos traumáticos y violentos, que han emergido de la lucha de poder por parte de los grupos insurgentes con el Estado, marcando un antes y un después en sus tejidos sociales. Por lo anterior, se analiza el relato de Shimaia, una indígena, que vivió masacres y desplazamiento forzoso en su comunidad; también, se ilustra el análisis y estrategias de abordaje psicosocial para el caso de la Masacre del Salado del año 2000, en la cual cobra sentido la experiencia y narrativa resiliente de Yirley Velasco, sobreviviente de este hecho, junto con otros pobladores, quienes decidieron volver a su territorio en búsqueda de justicia social, encontrándose con el surgimiento de recursos psicosociales propios, que favorecieron la reconstrucción de su tejido social; igualmente se presenta la formulación y justificación de preguntas circulares, reflexivas y estratégicas, que propenden por favorecer la empatía con las víctimas, conectando con sus historias, emociones y cuerpo, para apoyarles frente a su dolor y sufrimiento, tejiendo diálogos de historias de vida más optimistas. Por último, desde el abordaje del informe reflexivo y analítico de la foto voz, se rescata la importancia de la foto voz, como una herramienta psicosocial que resignifica las memorias vivas de las víctimas del conflicto armado en Colombia.