La axiología jurídica se encuentra implícita en todas las esferas del ser humano y en todos los aspectos de su vida diaria, así sean imperceptibles y no genere una conciencia sobre la misma, se encuentran presentes. Los valores jurídicos son la base y fundamento de la estructura social y política del Estado, dando a conocer la forma de los mismos. La literatura, por ejemplo, descubre dichos valores permitiendo rastrear, de algún modo, parte de la historia de una sociedad. La literatura recrea, describe, desarrolla y devela las relaciones entre las sociedades, pero sobre todo su realidad; tiene la gran bondad de descubrir mundos y realidades diversas, pero dentro de una estética, que marca la diferencia frente a otros textos o discursos. En otras palabras, la literatura pone al descubierto grandes tesoros históricos, políticos, sociales, culturales, entre otros, que indistintamente de ser agradables o no, permite a los lectores conocer aquello que no vivieron, u observarlo desde una perspectiva diferente. Asimismo, la literatura contiene los elementos y las claves que llevan a entender cómo se han estructurado las sociedades, el Estado y los hombres, permitiendo conocer el pasado, entender el presente y vaticinar el futuro; en la literatura se rastrean los valores, los conflictos, los pensamientos, la forma de ser y de vivir de las sociedades. De manera que, dar a conocer, analizar y estudiar los valores jurídicos que se albergan en la literatura, posibilitan a quien se acerca a ella, generar conciencia de cómo se han construido las sociedades, el estado y la realidad que es conocida y vivida; es también de vital importancia, un estudio multidisciplinar que permita el acercamiento de diversas ciencias que desde su particularidad proporcionan validos aportes teniendo el mismo punto de encuentro: el hombre y su humanización. Por tanto, la literatura y el derecho son ciencias humanas y sociales que construyen una mejor sociedad, un mejor gobierno y Estado, pero sobre todo: un mejor ser humano.