Conforme avanzan las organizaciones, también aumentan las situaciones de complejidad que exigen la toma de decisiones importantes para responder a continuas demandas, sean del contexto externo —como nuevas líneas de negocio, nuevos socios, cambios de imagen corporativa, incorporación de una nueva tecnología, privatizaciones, reducciones de personal, nuevas formas de contratación, etc.— o del contexto interno —como promociones internas del personal, selección de personal, reingeniería a los procesos, incorporación de nuevos esquemas normativos, planes de desarrollo, ejecuciones presupuestales, entre otras—. En este sentido, bajo la lógica de la planeación estratégica, la organización responde al cumplimiento de los objetivos que se ha trazado, y es así como el proceso de toma decisiones determina el comportamiento de las organizaciones y de las personas que hacen parte de ellas.