La capacidad comunicante del espacio se manifiesta de dos maneras: una, a través de su forma, que genera sensaciones y emociones en quien lo participa; la otra, a través de relaciones o prácticas que el hombre establece con el espacio. La primera conduce al establecimiento de significaciones que se expresan por medio de identidades y la segunda, conduce a dar sentido, es decir, a ese horizonte que da razón de la vida en un lugar determinado y se expresa con la narrativa. En la arquitectura y en la ciudad, entendidas como estructuras comunicacionales, la red de espacios vista desde los acontecimientos que ocurren en ellos se convierte en la red de los relatos; éstos, a su vez, sugieren una nueva red de imágenes; los relatos y las imágenes exaltan los espacios virtuales y en ellos está presente el acontecimiento, que nuevamente los contextualiza en la ciudad y así, sucesivamente. (Tomado de la fuente).