En esta investigación se cuestiona la densidad de uso residencial como respuesta adecuada a la forma en la que se desarrolla una ciudad en crecimiento, donde se construye segregando las funciones, encontrando una debilidad entre los usos y las necesidades de las personas, creando largos trayectos, privándolas de la tranquilidad que puede ofrecer un territorio en desarrollo bien planificado. Este proyecto se basa en orientar el diseño hacia algo más complejo que el habitar en residencias, aprovechar la capacidad de los edificios híbridos para generar ciudad, usar su talento para negociar la congestión, para apilar funciones que se complementan y para agregar en vez de segregar. Se identifican las funciones necesarias de las que carece la ciudad, creando un nodo de funciones y generando una tensión para hacer más cortos los trayectos y dar una mejor respuesta del habitar en las personas, construyendo así, mejor calidad de vida.