En las dos últimas décadas se ha presentado un incremento considerable en la incidencia de enfermedades transmisibles de los animales a los seres humanos y viceversa. Las causas predisponentes de esta problemática son múltiples, pero todas ellas derivadas del incremento desmesurado de la población humana con todas las consecuencias inherentes a este fenómeno que van desde la desnutrición y pobreza en los países del tercer mundo hasta las consecuencias emanadas de la evolución tecnológica en los últimos años en los países desarrollados. La solución de este problema es por lo tanto tan compleja como sus causas e involucra la acción conjunta de todos los gobiernos del mundo y de todas las disciplinas científicas relacionadas con la salud humana.