El conflicto entre la India y Pakistán por la región de Cachemira ha estado presente desde el proceso de independencia de 1947, a causa de las múltiples inconformidades que se generaron por el modo de repartir algunos territorios, los cuales poseían una importancia estratégica y cultural. Conforme a esto, ambos estados han manteniendo un ambiente de hostilidad, desconfianza e incertidumbre que ha permeado sus relaciones bilaterales y ha afectado la estabilidad en la región del Sudeste Asiático. Esto debido a las constantes crisis y enfrentamientos que se han reflejado en las cuatro guerras Indo-pakistaníes en los años de 1947, 1962, 1965, 1971; la guerra de Kargil en 1999, la crisis de 2001- 2002 y los enfrentamientos a causa de la amenaza terrorista. Dentro de este conflicto entran en consideración factores de gran importancia los cuales explican la dinámica de este conflicto. Uno de ellos es de carácter simbólico, el cual contempla el valor que tiene la identidad religiosa para la India y Pakistán, la cual ayuda a explicar las bases de esta disputa y como este factor ha influenciado para que ambos estados reclamen su derecho sobre la región de Cachemira. La India por su parte se ha caracterizado por ser un país pluralista, multireligioso y secular a causa de las numerosas religiones que conviven en su territorio como lo son: el hinduismo, budismo, sijismo, jainismo, cristianismo y el islam (Rabasa,2004). Y Pakistán defiende su identidad islámica, en donde se ha basado en argumentos que defienden la creación de un Estado basado en una sola religión, optando por que los hindúes y musulmanes sean dos naciones completamente diferentes (Smith,1981). Por otro lado, se encuentran los programas militares y nucleares los cuales hacen referencia a los medios utilizados por ambos estados para defender sus intereses y posiciones sobre la región de Cachemira. La India y Pakistán siempre se han percibido mutuamente como enemigos y es por esta razón que han desarrollado ambiciosos programas militares y nucleares para hacerle frente a las amenazas existentes hacia su seguridad e integridad territorial, en este caso la cuestión de Cachemira, un conflicto inmerso en un proceso de armamentización constante que no ha permitido que se logre contemplar una solución por medios pacíficos.