La población de adultos mayores en nuestro país ha aumentado del 5% al 7.4%, siendo esta una de las poblaciones mas vulnerables, debido a su condición económica, social y fisiológica, afectando a su vez el estado nutricional, incrementando la probabilidad de padecer algunas enfermedades las cuales de alguna manera generan altos costos para la sociedad. Debido a que la prevalencia de desnutrición en adulto mayores institucionalizados puede llegar al 50% (González, 2007), se ve la necesidad de realizar un estudio que identifique la relación existente entre el consumo de alimentos y el estado nutricional.