A lo largo de la historia de la filosofía las emociones han sido menospreciadas o ignoradas debido a que se consideraban como experiencias inferiores o poco importante de la vida humana. Esto cambió en el siglo XX con el surgimiento del cognitivismo, el cual busca entender las emociones de acuerdo con los hallazgos de la psicología y las neurociencias. El cognitivismo afirma que las emociones son juicios o evaluaciones con contenido proposicional. A pesar de que esta postura ha predominado en la filosofía de las emociones, esta también ha tenido muchas críticas. Recientemente se han planteado alternativas al cognitivismo que buscan superar sus dificultades. Una de estas es el enactivismo, el cual sostiene que las emociones están constituidas por la acción corporal. Teniendo esto en cuenta, el presente trabajo tiene el propósito de responder a la pregunta ¿hasta qué punto la emoción involucra representación y cuál sería la naturaleza de esta representación desde las propuestas enactivistas? Para esto se abordaron las posturas cognitivistas, enactivistas y la teoría híbrida entre ambas de Jesse Prinz. Se expusieron las principales características de cada postura, al igual que sus dificultades. Finalmente se concluyó que, aunque el enactivismo logra superar varias de las dificultades del cognitivismo, este tiene dificultades para explicar el carácter normativo de las emociones, al igual que el papel de las representaciones en su concepción de las emociones. Por lo tanto, los enactivistas deben atender a estas cuestiones para que puedan ser aceptadas como teorías adecuadas de las emociones.