La Vereda Cañaveral del Corregimiento de Altagracia, en Pereira, se enfrenta a numerosas encrucijadas relacionadas con el ordenamiento territorial, la producción agropecuaria sostenible y la invasión de las dinámicas urbanas. Los conflictos por el uso del suelo y por la conservación del medio ambiente se encuentran a la orden del día, en especial desde la intervención de la Corporación Autónoma Regional de Risaralda (CARDER) en el otorgamiento de permisos ambientales para la disposición final de residuos de construcción y demolición (RCD). El nacimiento de la “Escombrera El Brillante” en el año 2018 significó un revés para las pacíficas y tradicionales dinámicas de la vereda, desencadenando un conflicto ambiental que involucró cierres viales, derrumbes, inundaciones y destrucción paisajística, en favor de los intereses particulares y en detrimento del interés público y del medio ambiente. Me propuse recapitular la historia de este conflicto, criticando las actuaciones de las autoridades, y las mías propias, en un esfuerzo por hallar soluciones futuras a este interminable conflicto, mientras busco desentrañar las verdaderas motivaciones de la institucionalidad pereirana y risaraldense, que parece estar privilegiando la actividad empresarial e inmobiliaria por encima de la protección del medio ambiente, los recursos naturales y el Paisaje Cultural Cafetero Colombiano.