Los bioestimulantes son sustancias naturales que promueven el crecimiento y desarrollo de las plantas sin proporcionar nutrientes directamente. A diferencia de fertilizantes o pesticidas, su acción se centra en mejorar la capacidad de las plantas para absorber nutrientes y enfrentar condiciones adversas. Su mecanismo de acción involucra la interacción con diversos procesos fisiológicos, como la germinación, el crecimiento vegetativo, la floración y la fructificación. Estos compuestos ahorran energía a la planta, favorecen la producción de sustancias biológicamente activas y regulan. Existen varios tipos de bioestimulantes, como los basados en aminoácidos y péptidos, que mejoran la absorción de nutrientes y la tolerancia al estrés; los de algas marinas, que aportan vitaminas y hormonas naturales; los ácidos húmicos y fúlvicos, que mejoran la estructura del suelo; las fitohormonas, que regulan procesos como la floración; y las bacterias promotoras del crecimiento, que fijan nitrógeno y solubilizan fósforo. Entre sus beneficios destacan el aumento del rendimiento y calidad de los cultivos, mayor resistencia al estrés ambiental, optimización en la absorción de nutrientes, mejora en la calidad de los frutos y su impacto positivo.Los bioestimulantes han demostrado ser efectivos en una variedad de cultivos como frijol, maíz y cítricos, aumentando significativamente su rendimiento y resistencia. En resumen, son una herramienta clave para la agricultura moderna, fomentando una producción más sostenible y eficiente. La investigación continúa en este campo, con el potencial de desarrollar nuevos bioestimulantes.