Este proyecto constituyó un desafío a las formas tradicionales de aprendizaje constituidas por ejercicios en el ámbito positivista que se encargaron de desagregar el conocimiento para vernos con áreas de conocimiento que no pueden ser intervenidas. En esta ocasión la investigación se propuso articular los procesos lectores con las Ciencias Naturales. Se trató de encontrar en los códigos lectores de la Lengua Castellana los ciclos que se encargarían de interdisciplinar y transdiciplinar los saberes contenidos en el pensamiento ecológico. Este encuentro dio la oportunidad de crear nuevos lenguajes y nuevas prácticas que le dieron forma a un sujeto eco-social que se construye no solo relacionándose con sus semejantes sino constituyendo un territorio, lleno de vida, en sus relaciones con el medio natural. Desde estos nuevos aprendizajes las prácticas pedagógicas dejaron de ser un circuito cerrado de saberes para volverse áreas del conocimiento que se encuentran y se determinan para constituir un nuevo espacio del conocimiento que la investigación definió como “Leco-ecología”. Estas nuevas prácticas suponen el ejercicio de un docente colectivo que sabe reinterpretarse desde el saber del otro.