En El Nacimiento de la tragedia –obra publicada en diciembre de 1871–, Friedrich Nietzsche (1844-1900) adopta una postura en torno al arte que más adelante será la rúbrica indeleble de su obra filosófica, a saber, la búsqueda de una nueva <estética> donde la vida retome el papel fundamental que tuvo en la Antigüedad griega. La necesidad vital de dicha <estética> se halla en el diálogo que traza con la naturaleza y, a partir de esa interacción, en la creación de la <ilusión> capaz de admitir la vida como única y digna de ser vivida.