A través de una reconstrucción histórica de la ciudad de Bogotá, entre 1538 y 1910, se propone un análisis de sus transformaciones físicas y simbólicas con el objetivo de resaltar en el paisaje posminero las huellas que han quedado impresas en su territorio. Al reconocer el paisaje como una construcción social se hace evidente la importancia de visibilizar la relación entre la actividad minera, los lugares de extracción, los materiales producidos, las técnicas utilizadas, la identidad de la ciudad y la apropiación en la memoria urbana. En estos territorios posmineros se identificaron los sectores de extracción conforme a los datos suministrados por la cartografía oficial y documentos complementarios, anteriores al siglo XX. Se analizaron las zonas identificadas mediante la composición de planimetrías donde resaltaran las alternativas de transformación y vinculación urbana. Y finalmente, se revelaron algunos potenciales de resignificación enmarcados en el patrimonio natural y cultural de la ciudad de Bogotá. Concretamente se encontraron vestigios de edificaciones que se mantienen en pie, rastros urbanos que podrían resignificarse y memorias que han desaparecido del paisaje. (Texto tomado de la fuente).