Enfermedad simpática para el médico, que le permite lucir sus conocimientos al conversar con el paciente, ordinariamente muy bien informado de todos los adelantos científicos referentes a su caso; porque el diagnóstico ya lo encuentra hecho; porque la mejoría del accidente es inmediata y espectacular y en fin porque puede hacer un pronóstico bueno, aunque no muy brillante, en casi la totalidad de los enfermos.