El movimiento que ocurre a nuestras espaldas: el intersticio vacío de Andrea Sánchez Guerrero 1. Primero una figuración, una suerte de mimesis: Parecerse hasta convertirse Imitar la risa hasta llegar a ser la risa Imitar la palabra hasta llegar a sentirla y encarnarla. Somos la piedra que no se dio cuenta cuando fue que el agua le dio forma. También podemos ser el agua que tiene la fuerte persistencia de transformar su límite de piedra. A veces somos ambas cosas al mismo tiempo. Agua y piedra. 2. Después un taller, un modo de hacer: Nachleben significa vida que pervive, vida de un difunto en la memoria. También significa tomar ejemplo, imitar o reglamento. Cuando estoy animando en stop motion, lo que hago todo el tiempo es destruir una pose para construir la siguiente. Sin embargo esa pose que destruyo no muere completamente, no para siempre. En la siguiente pose permanecen vivas todas las poses anteriores de alguna manera. Todas las poses que fueron y serán, dibujan en el espacio una sola trayectoria. A otra escala, las preparaciones culinarias que han acompañado nuestra vida, sobreviven en el tiempo mediante la receta que se transmite para poder imitarla. La receta de mi abuela me llega para participar de esta trayectoria. 3. Por último un gesto: Dos cuerpos sentados frente a frente con las cartas de por medio intentando conectar los rastros para armar un recuerdo y un futuro. Dos cuerpos que se miran como mirándose al espejo y descubriendo esas arrugas que no habían visto antes. Sostenemos un relato entre dos. Nos jugamos la vida. (Texto tomado de la fuente)