El Centro de Historía de Santander, que persigue en Bucaramanga el empeño magnífico y ligeramente visionario de mantener encendida la lumbrera del espíritu en este ambiente de feria vulgar que caracteriza a la humanidad contemporánea, me ha hecho la distinción de designarme para dictar esta conferencia, como uno de los actos con que solemniza la fecha de más memorable trascendencia en la vida del Continente.