Resumen: El crisantemo como flor de corte viene siendo cultivado en Colombia desde el primer lustro de los años 70, y es ahora su mayor productor mundial. Ventajas climáticas comparativas, unidas a iniciales estímulos económicos oficiales fueron el impulso gestor de la floricultura local, que posteriormente recibió respaldo gremial para afrontar dificultades surgidas de normatividades disimiles en materia comercial y ambiental. En el momento, con cerca de 5.000 hectáreas cultivadas bajo cubierta, 125.000 empleos entre directos e indirectos, la actividad florícola se convierte en el segundo rubro de exportaciones agrícolas del país. Además de otros varios, este ingente crecimiento fue simultáneo, de modo más notorio en su fase inicial, con exóticos problemas fitosanitarios, muchos de ellos importados con los materiales de propagación (Liriomyza trifolii , Cuscuta sp., Puccinia horiana). Fue sólo hasta que el minador del crisantemo hizo crisis al inicio de la década de los años 80 que la academia, por solicitud de gremio, pudo empezar su aporte investigativo en el sector. El mismo que no ha logrado afirmarse, de modo consistente como la agroindustria lo necesita, por razones bilaterales cuya exposición desborda el ámbito y propósito de este preámbulo