Internet, correo electrónico, páginas web y redes sociales están introduciendo cambios profundos y acelerados en la manera de comunicarnos y de recibir información (Ferreiro, s.f.). Es por ello que la gran afluencia de tecnología ha hecho que en muchas ocasiones se trate de evitar la palabra hablada, por tanto, se precisa de espacios que propicien el encuentro para compartir y departir en torno al verbo. En un mundo que precisa de la interacción, muchas veces nos vemos avocados al veto y restricción frente a los anhelos más sentidos y profundos de pronunciarnos con respecto a la cotidianidad del ser humano.