Las aguas residuales, en distintas cantidades, contienen material suspendido, sólidos que pueden sedimentar en reposo; una parte considerable de estos sólidos que no sedimentan pueden ser coloides. En los coloides, cada partícula se encuentra estabilizada por una serie de cargas de igual signo sobre su superficie, haciendo que se repelan dos partículas vecinas como se repelen dos polos magnéticos. Esto impide el choque de las partículas y que formen masas mayores, llamadas flóculos. Las operaciones de coagulación y floculación desestabilizan dichos coloides y consiguen su sedimentación. Esto se logra por lo general con la adición de agentes químicos y aplicando energía de mezclado (Pillai, 1997).