Las formas como el ser humano se ha relacionado con la naturaleza han determinado las condiciones socioambientales del planeta. En la actualidad existe una crisis planetaria reconocida como una nueva era geológica, el Antropoceno, en la cual el ser humano ha transgredido los límites planetarios al punto de generar cambios globales y alteraciones ecológicas sin precedentes que han puesto en riesgo la integridad de la biósfera (Rockström et al., 2021). La Tierra se encuentra en desequilibrio. Así lo demuestran la contaminación y el deterioro de las fuentes hídricas, de la atmósfera y el suelo, la pérdida de la biodiversidad, el cambio climático, el incremento exponencial en la generación de residuos y el deterioro de la calidad de vida humana (World Wildlife Fund, 2020). En tiempos de pandemia por coronavirus se ha evidenciado que la salud de los ecosistemas se encuentra estrechamente relacionada con la salud humana, y que las afectaciones ambientales generadas en cualquier lugar del mundo tienen impactos directos en el bienestar de los habitantes del planeta: “La conservación de la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos es necesaria para proteger la salud humana directa e indirectamente” (Cepal, 2020, p. 2).