La producción agrícola depende en gran medida de suelos óptimos, tradicionalmente dentro del análisis de la calidad de un suelo, se tienen en cuenta sus propiedades químicas, los nutrientes son los que garantizan el desarrollo óptimo de la planta, sin embargo, se deja de lado las propiedades físicas del suelo, variable de gran importancia y que junto con los factores biológicos, facilitan una adecuada germinación, desarrollo y producción de la planta. Las propiedades físicas del suelo, tienen que ver con su estructura, las partículas que lo conforman, y que son el resultado de procesos evolutivos en cada ambiente particular donde las encontremos, en su creación intervienen aspectos como el clima, el relieve, la humedad relativa y otras variables que condicionan estas propiedades y que permiten la formación de suelos y horizontes con condiciones particulares. Conocer cada una de las propiedades físicas del suelo, permite al productor tener la capacidad de identificar sus particularidades, comprender la interacción que puede darse entre el suelo y las plantas y adicionalmente lo orienta sobre la toma de decisiones y las prácticas de manejo adecuadas que favorezcan su conservación y sostenibilidad en el tiempo.