Si bien la palabra «corrientazo» puede ser definida como la descarga eléctrica en el cuerpo de una persona o de un animal, en el argot bogotano es la manera de salvar un almuerzo sin apuros económicos y, a su vez, representa los estados simbólicos que garantizan un aporte esencial y reflexivo sobre lo que somos y cómo vivimos en la ciudad. El lector disfrutará en este libro, si cabe la apreciación, de un menú investigativo, en el que el fenómeno del análisis visual y objetual de un plato de alimento popular se reconoce cómo concepto de diseño, manifestando estructuras que permiten realizar aproximaciones a los discursos retóricos como soporte a la herencia cultural, lo que vincula toda significación desde el afecto y el estado del sujeto con su entorno y su referencia.