El contacto que tenemos la mayoría de los jóvenes con la ciencia y la tecnología tiende a ser meramente teórico, en donde el único respaldo que existe frente a los contenidos escolares son lecturas acerca de los aspectos fundamentales de los mismos, sin ningún complemento práctico. Dicha relación con el conocimiento tiende a llevarnos a un reconocimiento de la realidad, sin existencia alguna de experimentación que nos familiaricen o hagan participes de ella.