La palabra escuchar proviene del vocablo latín auscultare, que significa “inclinarse para aplicar la oreja”. El término escucha supone un recorrido que trasciende la audición, porque su raíz latina da origen también a la palabra auscultar, término de la medicina que alude a la acción del médico al percibir lo que sucede en el interior de un ser humano, oyendo el sonido que proviene de su pecho y su vientre. La importancia de oír, con el fin de entender el interior del otro y percibir su afectación más allá de su lenguaje corporal, oral y su pensamiento, es a lo que denomino “auscultar” o “acto de auscultar”. Este es el eje central que aborda el presente texto, cuyo propósito es sentar las bases para establecer el acto de auscultar como un fundamento de las artes y la pedagogía. La primera parte de este texto propone tres maneras de darle forma al acto de auscultar. Inicialmente, se propone su vínculo con la práctica del dibujo y con la línea, entendida como un elemento que permite acotar y definir el “lugar del auscultar”. Luego se establece el acto de auscultar en relación con las ideas de espacio, territorio, lugar, paisaje y contemplación. Hay una tercera parte que habla sobre la sordera como problematización del auscultar. Aquí enuncio los espacios experienciales de mi propia sordera, y describo algunos contextos sobre la sordera relacionados con la idea de tiempo, lo institucional, y las prácticas artísticas.
Tópico:
Environmental and Cultural Studies in Latin America and Beyond