En este escrito trato de abordar de la manera más prudente posible el problema de la soledad. Es paradójico que hablar de mi soledad sea hablar de la soledad de toda la humanidad, dando por sentado que la soledad no son muchas, sino que es una condición que todo hombre debe ser, así saltamos el escollo del relativismo psicológico, en cuanto este último puede ser simplemente, una excusa para no abordar la problematicidad de la soledad, y no un argumento sólido. La soledad, entonces no es un asunto que deba tratar la psicología, al menos no en lo competente con lo que representa la soledad como condición originaria y existencial del hombre. El psicólogo deberá atenerse a la vivencia psíquica de la soledad y en especial, tendrá que vérselas con lo que una persona especifica sienta como su soledad, en otras palabras, el psicólogo estudia la relatividad de la soledad, porque debe tratar con personas que se viven de distintas maneras y debe atenerse a ese decir para sacar adelante sus problemáticas y dar cierta solución a problemas que vinculan una concepción de mundo más sana y propicia para que una persona pueda vivir lo más estable posible.