La dinámica suicida observada en esta población indígena está íntimamente relacionada con el conjunto de creencias bajo las cuales interpretan su existencia y sus mundos. Lo que para los nativos es producto de la ruptura del equilibrio en los diferentes mundos, para los no indígenas, es el resultado de grandes transformaciones ¿rupturas si se quiere- culturales, sociales, políticas y económicas en el seno de este grupo particular. Todo indica que el suicidio entre los Dobidá, es el resultado de un proceso acumulativo, diverso y progresivo de alteraciones negativas de la emocionalidad. Un proceso que, si bien pareciera tener como punto de partida, afectaciones, empíricas, observables y medibles, sólo es posible comprender al valorar el peso que tiene el acervo cultural en todo el fenómeno analizado. Así, no hay una interpretación mejor o peor sino dos complementarias y que tienen en común; la ruptura. Aquella que en los mitos de origen fue vital para la existencia de esta población y que, aunque hoy se presenta como una amenaza, puede ser el inicio de una nueva etapa para estas gentes de río.