La toma de decisiones en educación superior sea de dirección, estrategia u operación tiene considerable incidencia tanto en la productividad, asignación irrevocable de recursos, como también en el comportamiento y calidad general de la organización (Farokhzadian et al., 2020; Mohammadian et al., 2021; Salas-Rueda et al., 2021). En las tres últimas décadas las transformaciones en la educación superior en el mundo y el crecimiento de la oferta por parte del sector privado, ha llevado a que los procesos de planeación y gestión se transformen, respondiendo de forma eficiente a los cambios en el entorno global, los cuales han demandado mayor inteligencia y estrategia para favorecer los resultados esperados. Sin embargo, la cultura de la calidad y del mejoramiento continuo, instalada y sostenida desde hace varias décadas en la educación superior, ha tomado recientemente un giro especialmente prometedor gracias a las tecnologías de la información y a los aportes de un emergente campo de conocimiento como es el de la analítica académica, que hoy permite análisis descriptivos, inferenciales y predictivos, además de la toma de decisiones rápida y efectiva basada en la evidencia impactando favorablemente, entre otras, la gestión (Roegman et al., 2021; Teixeira et al., 2021)