A partir de la división sexual por género, la sociedad ha determinado como una de las bases fundamentales para definir y valorar el papel del hombre, el empleo. De esta forma, se pretende ahondar la problemática a partir del impacto que tiene en el mismo enfrentarse a una situación de desempleo, que a su vez conlleva una responsabilización con el trabajo doméstico y de cuidado, que, ha sido considerado a partir de la misma construcción por género como un trabajo realizado primordialmente por la mujer. Muy al contrario de lo que dictan los teóricos y las múltiples investigaciones con respecto a la reacción violenta de los hombres al desempleo, se encontró que es asumida como cotidiana y por ende no genera una problemática en sus vidas y en la forma en la que se definen como hombres y padres en sociedad. Además, no es el desempleo una categoría que permite la emergencia de prácticas de nuevas paternidades; son las experiencias vividas con su familia de origen las que le permiten resignificar las relaciones con su familia y la postura que asume en sociedad.