Esta tesis de grado se centra en investigar las conductas prosociales de cinco adultos que experimentaron la institucionalización durante su infancia. El estudio aborda la influencia de la institucionalización en el desarrollo de habilidades prosociales, analizando factores como la duración de la estancia en instituciones, la calidad de las interacciones sociales durante ese periodo y las posibles repercusiones en la vida adulta. El marco teórico examina la literatura relevante sobre el impacto de la institucionalización en el desarrollo socioemocional de los niños, así como teorías sobre la plasticidad cerebral y la capacidad de recuperación en la edad adulta. La metodología es de tipo mixta cualitativa como cuantitativa incluye entrevistas, cuestionarios y análisis de datos estadísticos para evaluar las conductas prosociales en la población de estudio. Los resultados de la investigación mostraron la influencia de la duración en institutos de cuidado alternativos en los niveles de prosocialidad, aquellos que pasaron menos tiempo institucionalizados tienden a mostrar niveles más altos de conductas prosociales en la edad adulta, mientras que aquellos que experimentaron periodos más prolongados de institucionalización, mostraron puntajes en el rango medio normal y medio bajo. Los resultados indican que los niveles de prosocialidad varían significativamente entre los participantes teniendo en cuenta los factores como la personalidad del adulto, sus experiencias previas y su capacidad de adaptación, los factores culturales, socioeconómicos y específicos del entorno contribuyen a esta variabilidad.