La recurrencia a la magia como una alternativa para la explicación del mundo y lo desconocido ha sido y seguirá siendo un componente fundamental en la naturaleza humana. La saturación de las formas que buscan suerte, prerrogativas, curaciones, maldiciones, amores y subterfugios se congregan entre la fe y la necesidad de una creencia que, no solo establece modelos sociales, sino cosmogonías completas que absorben el mal y/o el bien de acuerdo a la conveniencia del hechizo. La brujería es, sin duda, la respuesta a muchos interrogantes universales, es por ello que, irónicamente, se ha apropiado de la búsqueda eterna de lo sobrehumano.