A pesar de la antiguedad de la filosofia, la aparicion de la historiografia filosofica es relativamente reciente, pues es Hegel quien le asigna por vez primera una metodologia precisa. Esta ultima apunta a un estudio de los filosofos del pasado que evite su tergiversacion. Sin embargo, el pensador aleman reconoce que el ejercicio del historiador de la filosofia no puede ser imparcial, dado que sus consideraciones poseen una carga valorativa. Esto ha hecho de la historiografia filosofica una palestra en la que se enfrentan las mas variadas interpretaciones. Frente a este panorama, reacciona Jacques Brunschwig. Su propuesta consiste en evadir los presupuestos filosoficos que permean a las empresas hermeneuticas. Para ello, estima necesario recurrir a tecnicas objetivas (paleografia, filologia, traduccion, edicion critica) que tratan de dilucidar el sentido de un texto. Empero, Pierre Aubenque cuestiona que sea posible hacer historiografia de la filosofia sin poseer intereses filosoficos, ya que su practicante debe tener una afinidad electiva con aquello que estudia. La ponencia parte de esta idea para destacar que no hay interpretaciones del pasado que permanezcan indiferentes a las motivaciones actuales. En este sentido, el unico criterio posible para evaluar la conveniencia de las interpretaciones es su plausibilidad.