El articulo reflexiona acerca de las expresiones artisticas urbanas especificamente sobre el hip hop, haciendo enfasis en la amplia estela de graffiti que ese movimiento ha tatuado sobre la piel de las ciudades contemporaneas, transformandolas, haciendo visible lo invisible: las culturas juveniles, muchas veces marginadas o tildadas de vandalicas. Se analizan los medios y las formas del street art, asi como sus contenidos, siempre alternativos, irreverentes y contestatarios frente al acartonado y solido discurso del establishment. Mediante una interpretacion de estas expresiones se reafirma la idea de la identidad del arte y la ciudad. Se concluye, entre otras cosas, que el espacio urbano posee limitaciones para el street art, territorios vedados (los historicos, los institucionales); que la cultura contemporanea identifica y reconoce lo real de la ciudad y lo publico a partir de sus signos; y que algunos criticos de arte y galeristas han empezado a lucrarse de un arte que debido a su naturaleza no tiene valor economico, puesto que es esencialmente publico y efimero.