Recuerdo cuando estuve haciendo diligencias para venirme a trabajar en la Universi- dad de La Guajira (finales de 1987); residia en Bogota. Alla vivi por casi diez anos, trabaje y curse estudios de pregrado. En ese entonces era poco comun que la gente, quisiera venirse a trabajar a La Guajira. Habia algunas razones que distanciaban de este atractivo turistico hoy, entre ellas la “bonanza marimbera” (aunque ya estaba pasando el boom), la escasez de servicios publicos, especialmente el agua; sin embargo, asumi ese reto.