El presente trabajo, trata de resolver la pregunta si una vida placentera o hedonista es posible y, coherente con la dinamica social y normativa que exige la cultura. El placer y la cultura, (o su equivalente: placer y normatividad) se contradicen el uno con el otro, por medio del placer encontramos nuestra felicidad, por otra parte la cultura garantiza nuestra seguridad y convivencia. Los Estados y las leyes se hicieron con el fin de garantizar una vida civilizada, organizada, comoda, segura y tranquila. Sin embargo, surge por el sacrificio de los individuos; su energia vital es gastada en las relaciones de trabajo y su libido se encuentra reprimida. Se ha sacrificado el placer, para llevar una vida engorrosa y fatigosa. Algunos filosofos como Herbert Marcuse, creen que es factible en la sociedad contemporanea, un mayor ocio y disfrute del tiempo. Para el, el desarrollo de las fuerzas productivas pueden posibilitarlo.