La regeneracion de tejido oseo es un tema de relevancia en la actualidad, dado que los informes estadisticos revelan que se producen aproximadamente 15 millones de fracturas oseas anualmente en todo el mundo, pero en un 10% de los casos, el tejido no se recupera completamente, lo cual ocasiona complicaciones en la cicatrizacion del hueso [1]. La regeneracion osea se lleva a cabo generalmente utilizando autoinjertos o aloinjertos para el tratamiento de tales defectos, sin embargo, su uso puede dar lugar a complicaciones, tales como: dolor, infeccion, cicatrices, perdida de sangre y la morbilidad del sitio donante. De igual manera, los aloinjertos carecen de la capacidad osteoactiva de los autoinjertos y conllevan el riesgo de infecciones o rechazo inmunologico [2]