Es una percepcion generalizada y, de hecho, muy acertada que, en el siglo XXI, se ha mermado la facultad del ser humano para percibir su realidad. Rodeado de informacion, al parecer, el ser humano parece no cuestionarse acerca de si mismo y su entorno. La cuarta revolucion industrial, esta cambiando la forma de los negocios y los modos de produccion, llevando a nuevas relaciones economicas que requieren de personas creativas e innovadoras; capaces de interrelacionarse con el otro y con su entorno. Este contexto requiere una educacion que como decia Jacques Delors, se preocupe por educar el ser, el hacer, el conocer y el convivir. Replantear el modelo educativo predominante, enfocado hacia un estudiante competitivo en cuanto a producir bienes materiales y, pensar mas en la necesidad de educar personas criticas que, en el entramado actual de informacion, nuevas tecnologias, multiculturalismo, entre otras, puedan dar respuesta y plantear alternativas de solucion, considerando diversos puntos de vista. Aceptando entonces la invitacion que, su santidad el Papa Francisco, nos ha hecho hacia tener una actitud inspirada en la ecologia humana. Procurar una educacion para la inclusion, el respeto, la excelencia, la sustentabilidad y la justicia. Todo esto confirma el papel esencial de incorporar y mantener las humanidades en los modelos educativos y pedagogicos actuales, comprendiendo que no es escindible, por cuanto procuran dinamizar, de forma integral y articulada, lo estetico, lo etico y lo social. Triada primordial para el analisis y el debate, fundamentales en la construccion de conocimiento.