Contar historias es y ha sido, desde tiempos inmemorables, un proceso signifi cativo en la construccion social e individual del hombre: “Mas que homo sapiens, somos homo fabulators. A los humanos nos encanta escuchar, ver o vivir buenos relatos” (Scolari, 2013, p. 8). Esta posibilidad de narrar y construir universos simbolicos a partir de imagenes sobre la roca, de palabras, textos escritos, impresos, o pantallas, le ha permitido al hombre dar respuestas fi gurativas o reales a sus cuestionamientos ontologicos mas profundos; le ha facilitado la construccion del mundo y de su realidad individual y colectiva. Preciso tal situacion en tiempo presente, pues aun construye y transforma su mundo desde la relacion indisoluble entre lo tecnico y lo simbolico.