En lo corrido del siglo, los gobiernos de Colombia y Turquia han emprendido una agresiva campana en politica exterior con el objeto de lograr reconocimiento internacional y visibilidad como actores de relevancia. Esta proyeccion debe entenderse en sus debidas proporciones, pues ninguno pretende convertirse en potencia regional porque carecen de atributos de poder para acceder a tal status y porque quieren evitar las responsabilidades que eso conlleva. Por ende, la opcion mas viable para lograr el reconocimiento como lideres o potencia emergentes, consiste en la neutralidad, acompasada de las posibilidades de mediacion, y en su caracter de economias en crecimiento. El presente articulo de reflexion busca, por tanto, observar las posibilidades de Ankara y Bogota a la luz de la neutralidad activa como elemento de atraccion, y que se ha venido convirtiendo en derrotero de sus politicas exteriores.