El 25 de marzo de 2015, el periodico britanico The Guardian publico una noticia que para muchos debio parecer literatura fantastica. Varios residentes de la ciudad de Reykjavik, en Islandia protestaron en contra de la construccion de una carretera que les proporcionaria un acceso mas rapido a sus lugares de trabajo y residencias. La construccion requeria la remocion de algunas rocas que descansan sobre la ruta propuesta, rocas que, segun los residentes, no podian ser removidas. Los habitantes argumentan que las rocas son objetos sagrados de los espiritus del territorio, a quienes ellos llaman elfos. Uno de los protestantes explica que la remocion de los Ofeigskirkja, o piedras de lava que han guiado a los elfos por caminos magicos durante siglos, ocasionaria graves danos a los residentes de la zona y a los empleados de la constructora. Alrededor de las piedras y los espiritus giran leyendas de mas de mil anos de antiguedad, y tambien historias recientes que hablan de calles que se angostan magicamente para evitar tocar las piedras, calles que se dividen en dos a la media noche, empleados que han enfermado de dolencias desconocidas, personas que han sufrido amnesia, y hasta testigos que han huido de su trabajo despues de ver a los elfos. El alcalde de Reykjavik detuvo la construccion, reconociendo a las piedras como sitios sagrados y a los elfos como espiritus del territorio, seres que hacen parte del imaginario cultural de los Islandeses y del patrimonio inmaterial de ese pais (Wainwright, 2015).