A lo largo de los últimos años, en Colombia, diferentes organizaciones sociales y de víctimas han adelantado iniciativas de memoria para visibilizar las violaciones de los Derechos Humanos cometidas en el marco del conflicto armado, como mecanismo de lucha contra la impunidad. Dentro de ese marco se han expedido leyes que refuerzan e impulsan el desarrollo de tales iniciativas asociadas a la construcción de espacios físicos de carácter conmemorativo como: memoriales y/o lugares de memoria; el Parque Conmemorativo de Trujillo, Centro de Memoria Paz y Reconciliación de Bogotá y el Museo Casa de la Memoria de Medellín son ejemplos de ello. Sin embargo, la construcción de este tipo de espacios implica no solo su diseño arquitectónico, sino también, la definición de su contenido y de sus respectivas estrategias de apropiación social que coadyuven tanto a visibilizar los hechos de violencia como a incentivar la participacion de la ciudadanía en torno a la prevención. En este sentido, autores como Bickford (2007) señalan que, en la definición de los contenidos y funcionamiento de estos espacios conmemorativos intervienen “idealmente” diferentes sectores de la sociedad que determinan cuáles eventos son susceptibles de conmemorarse o de inscribirse en la memoria colectiva. Por lo tanto, la apropiación social no solo existe desde su edificación y apertura en el espacio público sino en el antes (diseño), durante (construcción) y después (funcionamiento) de la propia instalación, donde se desarrolla una lógica comunicacional que delimita la relación con los actores que intervienen en su construcción y con una ciudadanía receptora de su objetivo. Partiendo de este argumento, el presente estudio busca analizar cómo se construye y desarrolla la lógica comunicacional en la apropiación social de memoriales y/o lugares de memoria a partir del estudio de caso del Museo Casa de la Memoria de Medellín.