Los grandes dirigentes politicos europeos convirtieron sus batallas y conquistas en actos que merecian quedar en la memoria de sus coterraneos y en la de los pueblos que eran invadidos o conquistados. Ejemplo de ello fueron los arcos de triunfo que erigieron los romanos para celebrar sus victorias y recordar a su pueblo la grandeza belica, tal como lo observamos en el Arco de Trajano. Como contrapartida, las termas en la provincia de Britania (hoy Inglaterra) fueron construcciones con las que reiteraban su triunfo sobre pueblo conquistado.