-Manana vamos todos a la minga de donde don Blas –dijo mi papa, un viernes en la noche, hace muchos anos, cuando yo era casi un adolescente y todavia viviamos en el pueblo. Al dia siguiente, todos o casi todos los habitantes del pueblo estabamos alli donando nuestro trabajo para la fundicion de una placa de concreto sobre la cual se levantaria el segundo piso de la casa de don Blas. Si alguien del pueblo hubiera tenido que pagar por ese trabajo, no habria tenido el dinero suficiente. Por eso, cuando se trataba de entejar casas, fundir placas, limpiar o abrir caminos, entre otros proyectos de considerable magnitud, habia que convocar una minga, un evento en el que las personas del pueblo donaban su trabajo y, el beneficiado, les convidaba un almuerzo o un asado