Actualmente vivimos inmersos en el discurso de la transparencia y las implicaciones que este trae. Esto ha hecho que los espacios oscuros vayan desapareciendo, la pesadilla “orwelliana” y el sueno de Bentham (Pensamiento ilustrado) en cierto modo se han materializado poco a poco gracias a los avances tecnologicos. La vigilancia se ha difuminado en el ambiente, se ha vuelto imperceptible y con ello nos sentimos paradojicamente mas seguros. Cada nuevo invento, cada progreso tecnologico trae implicito un problema y este respecto de la vigilancia y la seguridad conllevan a la actualizacion de un modo de proceder del poder que ha actuado ya durante varias decadas, siendo las disciplinas estudiadas por Foucault un comienzo en el cual el poder experimento un manejo sobre el cuerpo, el tiempo y la ortodoxia en pro de la produccion. Se observa a la vigilancia siempre como eje trasversal de la sociedad occidental contemporanea, recorre con su mirada cada instante de la vida del individuo, se convierte en una herramienta fundamental que permite la vida en sociedad, crea a su paso nuevas formas de vida.