Es un lugar comun de la interpretacion de la teoria platonica del conocimiento, el verla como sostenida bajo la presuposicion de dos ‘ordenes ontologicos’ distintos: el mundo de las apariencias y el mundo de las ideas. A dichos ‘mundos’ corresponden distintas caracteristicas que, a su vez, determinan dos posibilidades del conocimiento. Asi, en el llamado ‘mundo aparente’, solo seria posible la opinion (doxa); en efecto, al estar referida a los objetos de un mundo de apariencias en constante devenir, la doxa se hace intrinsecamente pasible de falsedad. Este ensayo no tiene como proposito entrar a discutir directamente si la distincion platonica, entre doxa y episteme, efectivamente tiene como fundamento dicho dualismo. Mas bien, indagare las razones por las cuales se considera que la doxa es pasible de falsedad en el Sofista, con el objetivo de mostrar que –contrario a la interpretacion precedente– Platon no vincula necesariamente dicha falsedad al hecho de que la doxa este circunscrita a un supuesto ‘mundo aparente’ esencialmente falso. Con ello, tendremos elementos de juicio para poner en cuestion, de manera preliminar, la tesis segun la cual a distintas formas de conocimiento (episteme y doxa), se debe hacer corresponder distintos ordenes ontologicos (mundo de las ideas y aparente, respectivamente).