El acuerdo de paz logrado en nuestro pais con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejercito del Pueblo (FARC-EP), a partir de una negociacion politica con el gobierno nacional, inaugurara una nueva etapa en la historia de Colombia que le pondra fin para siempre a cincuenta y tres anos de guerra de guerrillas, porque generara un efecto politico y sicologico en el pais que obligara al Ejercito de Liberacion Nacional (ELN) a negociar tambien. Este proceso, se encadena con los procesos de paz de los anos noventa del siglo XX y liquida de una vez por todas, el valor de las armas como instrumento para producir cambios politicos, al fortalecer el pacto politico como el acuerdo contractual que producira una nueva realidad politica y social. Los ciudadanos que participamos en este momento fundacional no permitiremos dar marcha atras, estaremos dispuestos en avanzar y arriesgarnos en la incertidumbre de la paz; lo importante es alcanzar el tono democratico suficiente para construir consensos sobre el ideal de justicia, la forma del Estado, el ejercicio del poder y las estructuras legales e institucionales, definiendo claramente sus limites (la validez), su capacidad de producir cambios o evitar anomias (la eficacia), y su justificacion, en la medida en que sintamos que sus tentaculos y su operacion no estan concebidos para proscribirnos o alienarnos (la legitimidad). El consenso relegitimara nuestra democracia y el ejercicio democratico desatara inevitablemente cambios y nuevos desafios, que a su vez, nos obligaran a nuevas construcciones y aventuras. Es la bienhechora “trampa” de la democracia